Mes de María

noviembre 25, 2009

25 de noviembre

María es la gran señal apocalíptica por antonomasia. En el trasfondo, ella es la potencia que, en unión con Cristo, es atacada por la potencia diabólica. Y ella es la que, como la gran Señal, llama poderosamente la atención sobre sí misma y va en busca de instrumentos. No; no se trata aquí de cosas secundarias, marginales. Lo mariano no es el centro, pero forma parte del centro; no está al margen, a no ser que utilicemos la imagen del círculo: en tal caso, la línea del círculo pertenece al círculo en igual medida que el centro. En estos días queremos desechar también toda reserva; queremos trazar con inexorable claridad lo que la imagen de María tiene que decir al tiempo actual.

Luchamos para llevar la Iglesia a la otra ribera. Y ahora se plantea la pregunta: ¿cuáles son aquellas cosas esenciales que, en cualquier caso, deben rescatarse, que para el tiempo venidero deben acentuarse con mayor fuerza aún que hasta el presente? Entre estas cosas esenciales está la imagen de María. La santísima Virgen se yergue hoy, en el ámbito de la Iglesia católica, como signo de contradicción. Este signo despierta o bien una respuesta afirmativa, o bien una negativa. Ante él se dividen los espíritus. La figura de María es, por consiguiente, el signo en el que se dividen los espíritus. Queremos suplicar humildemente: hazme digno de alabarte, de ensalzarte; hazme digno de llevarte al mundo. (Schoenstatt, 1950)

 24 de noviembre

La historia de salvación comenzó con el nacimiento de Cristo y con el sí de María. Si el mundo actual quiere encontrar de nuevo el camino hacia Cristo, María debe dar nuevamente a luz a Cristo. También aquí presupongo que ustedes aceptan esto en su interior. Pero, cuando reflexionen o hablen al respecto, deben fundamentar todo y estudiarlo nuevamente, pues, de lo contrario, nunca entenderán toda la profundidad de Schoenstatt con su alianza de amor. ¡La santísima Virgen quiere crear desde aquí un mundo totalmente nuevo: Cristo debe nacer de nuevo! Pienso que en esto también a ustedes les sucederá como a alguien que me hacía hoy el siguiente comentario: cuanto más se profundiza en el estudio del Hacia el Padre, tanto más variadas son las respuestas que allí se encuentran. A menudo se trata sólo de un par de palabras que se nos abren como visiones a la distancia. Sólo se necesita tiempo para captarlas.

Gracias por todos tus regalos, por la abundancia que hemos recibido; gracias porque elegiste a Schoenstatt y porque allí Cristo nace de nuevo.

¿Comprenden lo que significan? No se trata solamente de que Cristo nace de nuevo como en todas partes. ¡No, no! Deben verlo con toda su fuerza, en esta gran perspectiva: Cristo debe nacer nuevamente. Por esta razón es tan importante que mantengamos con firmeza lo que hemos querido desde el comienzo. ¿De qué se trata? Del amor a María. Pero María no solamente como camino hacia la intimidad con Dios Padre, sino también como camino hacia el nacimiento de Cristo para el tiempo actual, para la nueva época. (Milwaukee, Estados Unidos, 31 de mayo de 1963)

 Nota: Reflexión elaborada por los Padres de Schoenstatt de Córdoba, Argentina.

 «Con Maria Reina, construyamos una Patria para todos»


Mes de María

noviembre 24, 2009

23 de noviembre

Todo en el orden salvífico gira en torno al Primogénito de toda la creación, pero, en cierto sentido y hasta cierto punto, también en torno a su bendita Madre y Esposa. Él se la ha elegido, según hemos destacado, como su Compañera y Colaboradora permanente por oficio, en toda la obra de salvación. Por esa razón se la denomina también “remolino de Cristo”. Esto quiere decir que, quien se ha entregado a María, se ve arrastrado por ella hacia Cristo casi como por una peculiar necesidad, semejante a lo que sucede con un remolino, para ser conducido por él al Padre. Por eso, la piedad medieval oraba de la siguiente manera: “¡Tú eres pura e íntegra, la sagrada custodia que ha llevado a Cristo, el Señor!”

Ya desde muy temprano, nosotros, los schoenstattianos, nos hemos propuesto como Familia, como dice la Segunda Acta de Fundación, el ideal de garantizar que “tengamos el honor de contribuir al surgimiento de una época en que la Iglesia pueda cantar con razón: “Tú has vencido también las herejías antropológicas de la Edad Moderna y has suscitado un nuevo ordenamiento de la sociedad cristiana.” Desde 1914 nos hemos comprometido crecientemente, por medio de nuestra alianza de amor con la MTA según la consigna: ¡Con María, alegres por la esperanza y seguros de la victoria, hacia los tiempos más nuevos! (Schoenstatt, agosto 1968)

    22 de noviembre

Los tiempos finales del mundo tienden, en mayor o menor grado, hacia lo mariano y hacia lo demoníaco. De todos modos, no es posible explicarlos en forma meramente natural. Así, los poderes divinos y los demoníacos eligieron la tierra como su campo de batalla y luchan, con sus instrumentos, por el dominio del mundo. Según puede verse, hoy acontece esto mismo de manera extraordinaria. Así podemos concebir, a la luz de la fe, la actual situación histórica.

Con lo dicho se ha insinuado la misión de María en las luchas espirituales de la actualidad. Como instrumento preferido en manos del Dios vivo, como aquella que por oficio es la Compañera y Colaboradora permanente de Cristo en toda la obra de la redención, ella tiene la tarea de aplastar, en unión a Cristo, la cabeza del Demonio, de tal manera que, al final, el mundo vuelva a ser propiedad de Dios y le tribute la honra que le corresponde. (…)

El sentido de la historia universal es doble: tiene un lado divino y un lado humano. El lado divino expresa que el sentido de la historia consiste en la búsqueda victoriosa de los elegidos por Cristo y María, en el Espíritu Santo, para regresar al Padre. El lado humano expresa la lucha por el regreso de los elegidos en Cristo y María, en el Espíritu Santo, hacia el Padre. Según ello, búsqueda y regreso al Padre se condicionan recíprocamente. Sin embargo, tanto en un caso como en el otro, Jesucristo está en el centro, pero nunca separado de su bendita Madre. (Schoenstatt, agosto 1968)

 Nota: Reflexión elaborada por los Padres de Schoenstatt de Córdoba, Argentina.

 «Con Maria Reina, construyamos una Patria para todos»


Mes de María

noviembre 24, 2009

21 de noviembre

Por esa razón, muchas veces, tanto en teólogos cuanto en laicos comprometidos en su vida cristiana, se ha hecho costumbre en la Iglesia ver a María como el símbolo del Espíritu Santo. Para el Padre tenemos suficientes símbolos, al igual que para Cristo. Para el Espíritu Santo, en cambio, se está comúnmente en apuros. El símbolo es la paloma. Pero ¿dónde están aquí los puntos de comparación? En última instancia, es más profundo considerar a María como el símbolo del Espíritu Santo. Porque el Espíritu Santo es la entrega, el amor en persona, y la Santísima Virgen, por su parte, es el amor personificado. (EEUU marzo de 1963)

A menudo cantamos: “La mirada eterna de Dios Padre reposa sobre ti en silenciosa complacencia”. ¿En compañía de quién nos encontramos, entonces? En compañía de la Trinidad. “La mirada eterna de Dios Padre reposa sobre ti en silenciosa complacencia.” Por tanto, no solamente nuestra mirada reposa sobre la imagen de la Virgen Santísima, sino también la mirada de Dios, del Padre, del Uno y Trino reposa sobre ti en silenciosa complacencia. Pienso que debería ascender aún más: no sólo hoy, no sólo en este mes, no sólo en la era cristiana, la mirada de Dios –por expresarnos con imágenes– rodeó con amor la imagen de María. (Schoenstatt, Mayo 1931).

 Nota: Reflexión elaborada por los Padres de Schoenstatt de Córdoba, Argentina.

 «Con Maria Reina, construyamos una Patria para todos»

20 de noviembre

Es un gran honor para la mujer que Dios, el Padre eterno, haya dado atributos tan excepcionales a una mujer, por encima de todos los coros de los ángeles, por encima de todos los coros de la creación, excepción hecha, por supuesto, de la naturaleza humana del Dios hecho hombre. Dios aprecia y protege visiblemente, de manera singular, el valor, la dignidad y el fulgor de la mujer. Imagen solar de la dignidad femenina, imagen resplandeciente de la belleza femenina, del valor de la mujer.

En ningún otro lugar se presenta y cincela de manera tan clásica la metafísica de la mujer como en la mariología católica. Si procuramos reducir a principios últimos todos aquellos rasgos particulares que pueden afirmarse de la figura de María, ella se yergue ante nosotros en el resplandor de la Virgen, Esposa, Madre. Ésta es la esencia de la mujer: virgo, sponsa, mater. Toda entrega: en efecto, todo lo que pueda imaginarse en cuanto a formas de entrega resuena en estas tres formulaciones.

Toda pureza: Virgo. Sponsa: ¿qué significa Sponsa? Una vez más, entrega. Aquí tenemos, pues, todas las formas de amor del que es capaz una mujer. Éste se encuentra encarnado aquí en forma clásica. La esencia de la mujer es, por consiguiente, entrega personificada, amor personificado. (EEUU, marzo de 1963)

 Nota: Reflexión elaborada por los Padres de Schoenstatt de Córdoba, Argentina.

  «Con Maria Reina, construyamos una Patria para todos»


Mes de María

noviembre 24, 2009

19 de noviembre

No quisiera demostrarles ahora cómo María fue, sin más, la niña de Dios Padre. Habrá otros que podrán decirlo de sí mismos. A mí me importa grabarles lo siguiente: si el Señor establece la exigencia de que lleguemos a ser niños hasta la plenitud, nunca podremos realizar solos ese mandato, menos aún en el tiempo actual. Por esa razón: ¡intercambio de su persona y la nuestra! La Santísima Virgen es ambas cosas al mismo tiempo: la niña singular e insuperable, la extraordinaria hija de Dios, pero también la figura femenina más vigorosa, que no tiene parangón a la hora de dominar las situaciones más difíciles. Por eso nos alegramos de saber ahora un camino seguro y fácil para que se manifieste en nosotros la imagen de María. (Schoenstatt, Agosto 1966).

La imagen de María es precisamente la imagen ideal de mujer. ¿Cómo la hemos presentado? Como el fulgor admirable de la dignidad, grandeza y nobleza femeninas. Ciertamente, podemos imaginarnos a la Santísima Virgen de tal modo que ella se yergue ante nosotros como la encarnación femenina de la imagen de Cristo, en la medida en que esto es posible. Por tanto, si una mujer quiere imitar, a su modo, la vida de Cristo, no necesita realizar largas reflexiones. Sólo necesita detenerse a contemplar la imagen de María. Ella es la forma femenina de la figura de Cristo en su máxima posibilidad de realización. (EEUU marzo 1966)

18 de noviembre

Valdrá la pena, entonces, sellar nuestra alianza de amor e invocarla a partir de ahí en el futuro, una y otra vez, diciéndole: Tua res agitur! (¡Se trata de tu causa!). Por tanto, si percibo que a mi manera de ser le falta el equilibrio, que me falta carácter interior, le diré, entonces, una y otra vez: Tua res agitur; se trata de tu causa, tú tienes que educarme, yo aportaré, por cierto, la parte que me toca, pero tú debes hacer lo principal.

¿Y qué sucede con los mayores de entre nosotros? Aun cuando seamos tan viejos como yo lo soy actualmente, nunca se termina la tarea de autoeducarse. A través de circunstancias positivas y negativas, Dios y la Santísima Virgen habrán de seguir purificando nuestro modo de ser, nuestra inteligencia, nuestro corazón, nuestros sentimientos, nuestra voluntad, toda nuestra personalidad. Me parece que ya sólo por esta razón valdría la pena sellar la alianza de amor con María, más aún bajo la advocación de Madre y Reina tres veces admirable de Schoenstatt. Pues lo característico de la Madre y Reina tres veces admirable de Schoenstatt es actuar de manera singular en sus lugares de gracia como la gran educadora de la elite y la masa. Hemos hecho, por tanto, una buena elección al decidirnos por la alianza de amor con ella.

Quiero detenerme una vez más en la idea del intercambio personal, pero lo oriento en otra dirección. Varias veces hemos escuchado ya en la Sagrada Escritura la frase: “Si no cambiáis y os hacéis como los niños, no entraréis en el Reino de los Cielos” (Mt 18, 3). (Schoenstatt, Agosto 1966). 

 17 de noviembre

¿Cuál es el sentido de nuestra alianza de amor con la MTA de Schoenstatt? ¡Un intercambio personal recíproco! Nosotros regalamos a la Santísima Virgen nuestra sensibilidad inmadura y superficial, nuestro egoísmo. Nos regalamos del modo como nos experimentamos reiteradas veces en las horas silenciosas, no como nos damos hacia afuera para engañar a los que nos rodean. Y a cambio de ello, María nos regala su persona. Si miran el contenido de Hacia el Padre, tal vez les llame la atención la siguiente estrofa de una de sus oraciones:

“Aseméjanos a ti y enséñanos a caminar por la vida tal como tú lo hiciste:

fuerte y digna, sencilla y bondadosa, repartiendo amor, paz y alegría.

En nosotros recorre nuestro tiempo preparándolo para Cristo Jesús”.

Esto sería materia para toda una serie de charlas, a fin de señalar todos los momentos que forman parte del carácter de María y de aplicarlos a nuestro propio ser. Lo principal, sin embargo, reside en que María asume la responsabilidad de transformarnos a semejanza suya: en imágenes suyas en cuanto a la inteligencia, al corazón, a los sentimientos y a la voluntad.

En virtud de la alianza de amor, que es recíproca, María asume la plena responsabilidad de que podamos reordenar cada vez más nuestras capacidades interiores. Mejor dicho: es ella la que reordena todo, de tal manera que podamos decir, cada vez con mayor razón: estamos en camino para transformarnos en “otra María”, pero en otra María que se manifieste con atrayente encanto, en medio de las transformaciones del tiempo actual, tanto con la Iglesia como en el mundo.

Nota: Reflexión elaborada por los Padres de Schoenstatt de Córdoba, Argentina.

«Con Maria Reina, construyamos una Patria para todos»

 


Mes de María

noviembre 16, 2009

Mes de Maria

16 de noviembre

Cuando san Francisco Javier, hacia el final de su vida, echó una fugaz mirada retrospectiva hacia la misma, confesó con gratitud: debo a la Santísima Virgen la admirable conducción de Dios y sus admirables disposiciones en mi vida.

En cierto lugar se celebraba una gran fiesta. Un sacerdote miraba retrospectivamente sus 25, sus 50 años de fecunda actividad. Los que pronunciaban los discursos sabían encomiar toda la obra que había realizado en su vida. El sacerdote escuchaba todo. Al final, se puso de pie para el discurso de agradecimiento y, peculiarmente, relata aún mucho más acerca de todas las grandes obras que tuvo oportunidad de realizar. Por último, exclama: todo esto y muchas cosas más que se hicieron realidad en mi vida las debo a la Santísima Virgen.

Pienso que es ésta, en realidad, la actitud que espera y exige de nosotros la fiesta del día de hoy. (Schoenstatt, octubre 1947)

(Nota del traductor: ese sacerdote era el mismo P. Kentenich, en julio 1935)

 Nota: Reflexión elaborada por los Padres de Schoenstatt de Córdoba, Argentina.

 «Con Maria Reina, construyamos una Patria para todos»


Mes de Maria

noviembre 16, 2009

Mes de Maria

15 de noviembre

¡Cuán a menudo, en los años pasados, hemos denominado, con enorme gratitud, pero también con enorme confianza, a María como nuestra Madre de Gracias! ¡Cómo estaban sus manos repletas de gracias! ¡Cuán a menudo la hemos llamado nuestra Madre del pan, nuestra Madre del hogar! Queremos detenernos a considerar hoy una vez más todo ello y seguir ocupándonos de lo mismo en los próximos días.

¿Y cuál habrá de ser nuestra reacción? En la fiesta de la Maternidad de María, en la fiesta en la que tomamos conciencia de que nos hemos transformado en su ocupación predilecta, queremos prometerle nuevamente que, en el futuro, ella se transformará también en nuestra ocupación predilecta, y más aún de lo que lo ha sido hasta ahora. “Quiero ofrecerte eterna gratitud…”.

“Los atraje a mí con lazos triples”. Me pertenecen sus manos de Madre, me pertenecen sus ojos de Madre, pero también, y sobre todo, su corazón de Madre. María sabe sobre aquella ley que nos es ya familiar, según la cual nos vinculamos más fácilmente a una criatura, a un ser espiritual, cuando nos manifiesta su amor en forma sobreabundante. Por esa razón, ya durante su vida, María nos colmó de dones y de gracias. Nos colmó de dones y de gracias, porque no escatimó esfuerzos por nuestra salvación y elección. Por esa razón, ella no es solamente Madre del Señor, sino también la mujer configurada según Cristo y la que configura a Cristo en nosotros. (Schoenstatt, octubre 1947)

 14 de noviembre

Cada uno debe investigar: ¿dónde experimenté yo, dónde experimentó la comunidad a la que pertenezco, de manera especial en los años transcurridos, el amor de María? ¿Dónde se manifestó ella como la Madre tres veces Admirable? Entonces, unimos las manos en oración, cantamos nuestro Cántico de gratitud y rezamos una y otra vez: “Quiero ofrecerte eterna gratitud…”.

Estamos vinculados con lazos triples. María no sólo nos ha regalado sus ojos, sino también sus manos fuertes. ¡Cuán a menudo le hemos ofrecido nuestras manos y hemos esperado que ella nos ofrezca las suyas! Pensemos en san Pedro: él se atrevió a caminar sobre el mar y el Señor lo dejó caminar sobre las olas. Pero, de pronto, su confianza vacila, comienza a hundirse y grita; de inmediato lo toma la mano del Todopoderoso, él puede caminar sobre el agua (Mt 14, 22-33).

¿Acaso no nos ha sostenido la Santísima Virgen, una y otra vez de manera semejante, en los años transcurridos? El tiempo actual se parece a un mar y, mañana o pasado mañana, una terrible tempestad lo azotará. ¿No queremos confiarnos una y otra vez a las manos admirables? ¡Cuán ricas en dones y gracias fueron esas manos en los años que han pasado! No puedo entrar en detalles: que nuestro corazón capte todo ese mundo. (Schoenstatt, octubre 1947)

 Nota: Reflexión elaborada por los Padres de Schoenstatt de Córdoba, Argentina.

«Con Maria Reina, construyamos una Patria para todos»


Mes de María

noviembre 14, 2009

Mes de Maria

13 de noviembre

“Conozco…”, sé que sabemos uno del otro. Todos nosotros tenemos los mismos pensamientos, vivimos para la misma misión, nos hemos regalado mutuamente un lugar en el corazón.

¡Cómo nos saca esto de la soledad! Pero ¿quién dice “conozco”? Es el Dios viviente, que pasa en medio de nuestras filas, tal como lo hiciera en su tiempo. Los candelabros representan simbólicamente las primeras comunidades, y él pasa en medio de ellos. Nosotros somos esos candelabros. “Puedo cambiar de lugar tu candelero, y lo haré, si no renuevas constantemente tu lazo de amor conmigo” (véase Ap 2, 5). Dios no ha cortado el lazo. Hemos seguido siendo su ocupación predilecta y la ocupación predilecta de María. Ella nos ha regalado sus ojos maternales y esos ojos han puesto siempre su mirada atenta sobre nosotros. San Bernardo nos dice, explicándonos el sentido profundo de ese estar en vela: María nos ha tomado a su cuidado en lugar de su Hijo unigénito. Todo lo que ella supo regalar a su Hijo en la tierra nos lo regala ahora a nosotros: nos lo da todo. Hay innumerables personas que no pueden soportar la mirada atenta de la Madre Admirable. Pero ella abraza con amor cálido a todos los que se abandonan a ella con una entrega especial, como lo hemos hecho nosotros desde el comienzo.

Nota: Reflexión elaborada por los Padres de Schoenstatt de Córdoba, Argentina.

 «Con Maria Reina, construyamos una Patria para todos»


Mes de María

noviembre 13, 2009

Mes de Maria

12 de noviembre

“Con cuerdas humanas los atraía, con lazos de amor” (Os 11, 4). Según nos dice la Sagrada Escritura, se trata de un triple lazo, sólido e indestructible. La Santísima Virgen nos ha regalado sus lazos de amor y nos los quiere regalar en los próximos días: sus ojos de Madre, sus manos de Madre y su corazón de Madre.

Los atraje con lazos de amor, con lazos triples. En forma indestructible debe quedar vinculada la Familia a la que es bendita entre las mujeres, a la gran Colaboradora de la Trinidad en la obra de la salvación.

Los ojos de Madre han estado hasta ahora siempre dirigidos hacia nosotros. ¿Habremos dado ya las debidas gracias por ello? Quien se haya internado en el libro del Apocalipsis, ese gran libro de consolaciones para tiempos convulsionados, y se haya enamorado de él, se detiene con particular gozo en las primeras siete cartas pastorales (Ap 1, 4-3, 22), en las palabras que allí se reiteran una y otra vez: “Conozco…, conozco…” (Ap 2, 2. 9. 13. 19).

¿Qué quieren expresar estas palabras? Los que se encuentran en la dura lucha, en cargos solitarios, que muchas veces se saben y sienten solos, deben tener conciencia de que hay alguien que nos conoce. Hay alguien cuyos ojos están siempre dirigidos amorosamente hacia nosotros. ¿Quién no percibe que, en tiempos semejantes, la soledad es el mayor y más difícil de los sufrimientos? Soledad que arranca a los hombres del entramado social en el que Dios los ha creado. Soledad que abate al hombre, de modo que, como una cerilla arrojada a la calle, puede ser pisoteado por cualquiera.

 Nota: Reflexión elaborada por los Padres de Schoenstatt de Córdoba, Argentina. 

«Con Maria Reina, construyamos una Patria para todos»


Mes de María

noviembre 11, 2009

 

Mes de Maria

11 de noviembre

¡Mi querida Familia de Schoenstatt! Puedo decir, ciertamente, que todos ustedes están incluidos en ésa, mi misión. Tal misión no ha sido depositada solamente sobre mis hombros, sino también sobre los hombros de todos los hijos de Schoenstatt. Reflexionemos un momento cómo le fue entregada en sueños la misión a san José. ¿Qué le dice el ángel en el sueño? “Levántate, toma contigo al Niño y a su madre”. No le dijo solamente “toma al Niño”, sino “toma al Niño y a su madre” (Mt 2, 13.20).

Es mi convicción de fe que esa misma misión me fue confiada hace 73 años. Quien recibió, pues, el llamado aún antes de haber sido concebido en el seno materno, recibió una misión específica: ser el heraldo de la Santísima Virgen, el mensajero que debía anunciar sus glorias a nuestro tiempo. Dios las ha llamado también a ustedes para ayudarme en esa gran misión. Cada familia recibe hoy, de parte del que celebra el cumpleaños, esa misión, la misión de nuestra Madre y Reina de Schoenstatt. ¡Es tan consolador el que esa misión no descanse solamente sobre mis hombros, sino que todos ustedes quieran ayudarme a realizar esa gigantesca tarea! Como san José, también nosotros escuchamos hoy las palabras: ¡Levántate! No te pongas a descansar ni desees para ti una vida de confort y bienestar, o pasarlo bien en este mundo … No: el ángel dijo: Levántate, toma contigo al Niño y a su madre. Tómalos primeramente tú mismo contigo, tómalos en tu propio corazón. Después, prepárales un lugar cálido en tu propia familia, y luego en los corazones de los demás. (Milwaukee, noviembre 1958)

 10 de noviembre

María no ocupa este lugar en mi vida desde ayer o antes de ayer. ¡Desde tiempos inimaginables, ella está presente en mi vida consciente bajo esta perspectiva! Es difícil comprobar a partir de qué instante comencé a considerarme y a valorarme totalmente como su obra y su instrumento. Este proceso puede rastrearse hasta los más tempranos días de la infancia. A partir de lo dicho debería comprenderse también por qué razón me bloqueé más adelante ante influencias de parte de Pallotti. En cuanto fuese posible, quería depender sólo y en todo de la Santísima Virgen. Aquí, naturalmente, me refiero a la Santísima Virgen siempre como símbolo y en relación con Cristo y el Dios Trino. Muchas veces, en los años pasados, me vi como un ermitaño en un gran desierto, pero en todo momento unido a la Santísima Virgen como la gran maestra de mi vida interior y exterior.

Desde que la Familia nació, mi más importante propósito fue conservarla en íntima vinculación con la Santísima Virgen. De ahí que años más tarde, con frecuencia anunciaba cursos sobre distintos tema, pero al final no me decidía a dictarlos, porque desde lejos creía descubrir pequeñas nubes que indicaban que la Familia podría estar en peligro, si no de perder, al menos de aflojar su tierra madre: el amor a María. Así ha de entenderse la expresión: Servus Mariae numquam peribit (un siervo de María nunca perecerá). (Milwaukee, 1955)

 «Con Maria Madre y Reina, construyamos una Patria para todos»


Mes de María

noviembre 11, 2009

Mes de Maria

 9 de noviembre

¿No nos hace recordar esta anécdota a nuestra primera y penosa despedida del hogar? Fue cuando seguimos el llamado de la gracia y acudimos a este lugar. ¿No se volvió entonces nuestra madre a María pidiéndole que ella tomase su lugar y fuese más que nunca nuestra madre?

María es, pues, la Madre que Dios y nuestra propia madre nos dieron.

Sabemos bien todo esto. María es nuestra Madre. Pero ¿dónde está nuestro amor filial? Una vez preguntaron al joven Estanislao Kostka si amaba a María. Su rostro resplandeció, una lágrima de emoción asomó en sus inocentes ojos y exclamó con entusiasmo: “¿Cómo no habré de amar a María? ¡Ella es mi Madre!”

Sí, quien sabe y reconoce que María es su Madre tiene que amarla. ¿Dónde está nuestro amor? ¿Por qué el pensamiento “María es mi Madre” nos deja tan fríos e indiferentes? ¿O acaso este amor arde en nuestros corazones, pero no tenemos el coraje de dar testimonio de él públicamente?

(Mayo de 1914. En Bajo la protección de María, tomo 2)

 Nota: Reflexión elaborada por los Padres de Schoenstatt de Córdoba, Argentina.

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