25 de noviembre
María es la gran señal apocalíptica por antonomasia. En el trasfondo, ella es la potencia que, en unión con Cristo, es atacada por la potencia diabólica. Y ella es la que, como la gran Señal, llama poderosamente la atención sobre sí misma y va en busca de instrumentos. No; no se trata aquí de cosas secundarias, marginales. Lo mariano no es el centro, pero forma parte del centro; no está al margen, a no ser que utilicemos la imagen del círculo: en tal caso, la línea del círculo pertenece al círculo en igual medida que el centro. En estos días queremos desechar también toda reserva; queremos trazar con inexorable claridad lo que la imagen de María tiene que decir al tiempo actual.
Luchamos para llevar la Iglesia a la otra ribera. Y ahora se plantea la pregunta: ¿cuáles son aquellas cosas esenciales que, en cualquier caso, deben rescatarse, que para el tiempo venidero deben acentuarse con mayor fuerza aún que hasta el presente? Entre estas cosas esenciales está la imagen de María. La santísima Virgen se yergue hoy, en el ámbito de la Iglesia católica, como signo de contradicción. Este signo despierta o bien una respuesta afirmativa, o bien una negativa. Ante él se dividen los espíritus. La figura de María es, por consiguiente, el signo en el que se dividen los espíritus. Queremos suplicar humildemente: hazme digno de alabarte, de ensalzarte; hazme digno de llevarte al mundo. (Schoenstatt, 1950)
24 de noviembre
La historia de salvación comenzó con el nacimiento de Cristo y con el sí de María. Si el mundo actual quiere encontrar de nuevo el camino hacia Cristo, María debe dar nuevamente a luz a Cristo. También aquí presupongo que ustedes aceptan esto en su interior. Pero, cuando reflexionen o hablen al respecto, deben fundamentar todo y estudiarlo nuevamente, pues, de lo contrario, nunca entenderán toda la profundidad de Schoenstatt con su alianza de amor. ¡La santísima Virgen quiere crear desde aquí un mundo totalmente nuevo: Cristo debe nacer de nuevo! Pienso que en esto también a ustedes les sucederá como a alguien que me hacía hoy el siguiente comentario: cuanto más se profundiza en el estudio del Hacia el Padre, tanto más variadas son las respuestas que allí se encuentran. A menudo se trata sólo de un par de palabras que se nos abren como visiones a la distancia. Sólo se necesita tiempo para captarlas.
Gracias por todos tus regalos, por la abundancia que hemos recibido; gracias porque elegiste a Schoenstatt y porque allí Cristo nace de nuevo.
¿Comprenden lo que significan? No se trata solamente de que Cristo nace de nuevo como en todas partes. ¡No, no! Deben verlo con toda su fuerza, en esta gran perspectiva: Cristo debe nacer nuevamente. Por esta razón es tan importante que mantengamos con firmeza lo que hemos querido desde el comienzo. ¿De qué se trata? Del amor a María. Pero María no solamente como camino hacia la intimidad con Dios Padre, sino también como camino hacia el nacimiento de Cristo para el tiempo actual, para la nueva época. (Milwaukee, Estados Unidos, 31 de mayo de 1963)
Nota: Reflexión elaborada por los Padres de Schoenstatt de Córdoba, Argentina.
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