Sábado despues del Sagrado Corazón
«El Corazón de la Madre es en todo semejante al Corazón del Hijo. También la Bienaventurada Virgen es para la Iglesia una presencia de paz y de reconciliación: ¿No es Ella quien, por medio del Ángel Gabriel, recibió el mayor mensaje de reconciliación y de paz que Dios haya jamás enviado al género humano (Lc. 1,26-38)?
María dio a luz a Aquel que es nuestra reconciliación; Ella estaba al pie de la Cruz cuando, en la Sangre del Hijo, Dios reconcilió «con Él todas las cosas» (Col 1,20); ahora, glorificada en el Cielo, tiene -como recuerda una plegaria litúrgica- «un corazón lleno de misericordia hacia los pecadores, que, volviendo la mirada a su caridad materna, en Ella se refugian e imploran el perdón de Dios…» (Juan Pablo II. Ángelus. Domingo 3 de septiembre de 1989).
Acepta que te proclamemos Reina del Universo; encéndenos en un ardiente amor por tí; haz que inflamemos al mundo entero en tu servicio, para que todos los pueblos encuentren el camino seguro hacia la Patria. Tú santo corazon es para el mundo el refugio de paz, el signo de elección y la puerta del cielo. Amén H. el Padre (541) P. José Kentenich
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