Pie pellicane, Jesé Dómine, me inmundum munda tuo sanguine…
Piadoso pelicano, Señor Jesús, a mi, inmundo, límpiame con tu sangre…
Así reza uno de los himnos eucarísticos de Santo Tomas de Aquino. Se basa en la creencia popular de que el pelicano se abre el costado con el pico, y con la sangre que de él mana alimenta a sus polluelos. Sacrifica su vida para que sus hijos puedan vivir.
Es la exaltación de la nobleza, el sacrificio de uno para alimentar a los demás con su sangre en este caso, y con su sudor en los más.
El amor más grande el estar el uno “en, para y con” el otro
Así como el pelicano, Cristo, nos alimenta real y verdaderamente con su Cuerpo y su Sangre siempre que lo recibimos en la comunión.
Así el Padre Kentenich gustoso da su vida por sus polluelos cuando dice:
Madre…, estoy a tu disposición con todo lo que soy y lo que tengo: ¿Quieres mi trabajo? ¡Aquí estoy! ¿Quieres que todas las fuerzas de mi espíritu lentamente se desangren? ¡Aquí estoy! ¿Quieres mi muerte? ¡Aquí estoy! Pero procura que todos los que tú me has confiado amen a Jesús vivan para Jesús y aprendan a morir por Jesús. AmenEsta oración fue escrita en 1942 mientras el Padre estaba preso en la cárcel de Coblenza. Forma parte de un estudio que el Fundador tituló “Nueva Creación en Jesús y María”, dirigido a Cristo y después a su Madre. En el mismo manifiesta su entrega total para llevar a Schoenstatt a un nuevo estadio de maduración, que significa conocer y amar mejor a Cristo. Para ello se ofrece como instrumento. Ruega a María que suscite otros instrumentos y le pide, que, Ella, cuide que Schoenstatt viva aún más “en Cristo” en todos sus momentos, gozosos, dolorosos, gloriosos y hoy podemos agregar luminosos.
Imagen del Pelicano del portal de la Iglesia de Dios Padre en Florencio Varela. Texto publicado y compilado por Ana Lucia 06-02-2010
Debe estar conectado para enviar un comentario.