“Para que el mundo por Ti renovado, glorifique a tu Hijo Jesús”
«He venido a traer fuego a la tierra ¡y cuánto desearía que ya estuviera ardiendo!” (LC.12, 49)
Estas palabras nos apremian, como discípulos-misioneros, a un ardor siempre renovado por la Misión.
El fuego del que habla Jesús es el amor. Fuego que a Él lo había consumido entregando su vida en la cruz. Desde allí mira al discípulo amado, al joven Juan, el único fiel a sus pies clavados y le pasa la antorcha encendida en ese gran amor, diciéndole: “He aquí a tu Madre…”. Ella es el fuego, el fuego del Fuego de Cristo.
María, el remolino de Jesús, está llamada a llevar a los hombres desde su corazón a Cristo en el Espíritu Santo al Corazón del Padre Dios.
“He venido a tirar del carro de triunfo de la Madre de Dios”
Estas son las palabras de nuestro Padre y Fundador, el P. José Kentenich pronunciadas al arribar a nuestras tierras, hace concretamente 63 años. Estas, nos impulsan como las palabras de Jesús que encabezan este artículo, “… fuego del fuego de Cristo…, que llameante esparce centellas luminosas, hasta que el mundo como un mar de llamas se encienda para la gloria de la Santísima Trinidad”. J.K.
El Padre Kentenich llega a Villa Ballester el 29 de Mayo de 1947, a encender en las almas el fuego del amor a María. ¿Y con quiénes se encuentra en primer lugar?
Con las primeras hermanas de María (Instituto secular fundado por él mismo) que habían arribado a la Argentina en 1935 desde Alemania, llamadas e invitadas por los Padres Pallottinos, especialmente por el Padre Weber. Este último estaba encargado de atender la pastoral de un grupo de alemanes que habían emigrado a estas tierras, previo a las dos grandes guerras mundiales, en 1913 y 1933. Se establecen aquí atraídos por el clima y las facilidades que les ofrecían otorgándoles terrenos y precarias viviendas los hermanos catalanes Ballester Flotat.
Las hermanas de María fueron convocadas especialmente para llevar adelante la atención espiritual de esta comunidad de habla alemana.
Fueron albergadas en la casa de la Familia Eckstein, quienes donaron la propiedad a la colectividad alemana; el lugar actualmente se llama Marienheim y significa Hogar de María.
Al llegar al “Marienheim”, el Padre Kentenich se dirigió en primer lugar a la capilla. Tras orar unos minutos en silencio, se volvió hacia las Hermanas y les dijo algunas palabras que mueven montañas:
“La Madre de Dios quiere renovar el mundo por intermedio nuestro.
Ella quiere crear un movimiento de Renovación. ¡Desde aquí!
Y no quiere hacerlo sola, sino a través de instrumentos.
Esa es nuestra tarea: ser instrumento.
¡¡¡Ella se ha glorificado Aquí!!! ¡¡¡Ella ya se ha establecido Aquí!!!
De ese lugar físico donde el Padre Kentenich se alojó, sólo queda el antiguo patio, por el cual paseó muchas veces rezando el Rosario.
La casa era modesta. Antes de ingresar al salón central, había dos sencillas habitaciones, una a la derecha y la otra a la izquierda, eran pequeñas y muy húmedas. El Padre ocupó la pieza de la derecha, que tenía un lavabo dentro de un placard de madera. Al no disponer de baño privado, utilizaba uno común de chapas ubicado en el patio, no había tampoco agua corriente.
Testigo de su presencia en nuestra ciudad, es la calle Pueyrredón, camino de ocho cuadras que hacía con frecuencia a pie, para ir a tomar el tren.
Mientras el Padre estuvo en Villa Ballester, permaneció en la casa, atendiendo a la gente que quería conversar con él. Su catequesis era continua, e iba dirigida en primer lugar a las Hermanas de María, ya sea en la meditación matutina, en diálogos personales, o en las conversaciones en la mesa.
Una de las preocupaciones del Fundador era infundir en ellas la convicción de que Schoenstatt, como hecho de gracias, era una realidad no sólo en Alemania, sino también aquí en Argentina, donde ellas estaban.
De ahí su insistencia en el “AQUÍ”.
Como profeta deja tres imperativos para el futuro Santuario de gracias y el floreciente Movimiento de peregrinos:
* “La Santísima Virgen quiere glorificarse y establecerse todavía más AQUÍ. Más aún, quiere renovar Buenos Aires… No sólo desde Schoenstatt, Alemania, debe ser renovado el mundo, sino también DESDE AQUÍ.”
* “La Madre de Dios se quiere establecer aún más aquí para transformar este lugar y a cada uno de nosotros en María. ¡Hágase María!
* “Aquí quiere desplegar de manera visible su actividad y llevar a las personas hacia arriba, transformarlas. Ella obrará a través de nosotros.”
El Movimiento asume, con las hermanas, no sólo la Misión dada por el Padre, “Desde Aquí”, sino que junto a ellas quiere regalar al mundo, a nuestra Patria y a cada familia que recibe la Virgen Peregrina, el ser imagen y Modelo de la Sagrada Familia de Nazaret.
* Desde Aquí se apoyó y participó en la búsqueda del terreno y construcción de varios santuarios, especialmente el Santuario Nacional de Florencio Varela. (1952)
* Desde Aquí El Padre Kentenich escribió parte de la Carta del 31 de Mayo, carta decisiva para el futuro del Movimiento de Schoenstatt, que luego fue ofrecida en el altar del Santuario de Bellavista (Chile)
* Desde Aquí surgió la corriente de los santuarios del hogar inspirada en los rincones marianos que las familias de la comunidad tenían en sus casas.
La Familia de Villa Ballester comienza la búsqueda de su propio terruño y encuentra una sede de manera muy providente en 1973. Son tiempos de entrega y fidelidad.
Conscientes de su riqueza histórica busca su misión diocesana con gran compromiso.
El 18 de septiembre de 1975 es proclamada: “Desde aquí, en fidelidad crucificada forjemos el Nazaret del Padre”
Finalmente el 20 de septiembre de 1980, la Familia ballesterense ve cumplido el sueño de tener su Santuario.
Este lleva como Misión e Ideal en sus muros la de ser y forjar Nazaret. Si bien ni siquiera es uno de los primeros de nuestra Patria, al ser el que recoge las palabras proféticas del Padre, pienso que de alguna forma, supo ser el testigo silencioso y el que tuvo el privilegio de acoger en su tierra, la primera casa central, durante muchos años, de las Hermanas de María.
María quiere llenarnos y atraernos hacia Ella, para ser niños ante el Padre, para que DESDE AQUÍ, desde el Santuario, pueda renovarnos y renovar al mundo.
Su Hna. María Ester
Bibliografía:v Platicas del Padre Kentenich en Villa Ballester, Argentina
v “Huellas de un Padre” del Padre Esteban Uriburu
v “Historia de los alemanes en la Argentina” de Martín Lange
v Consultas: Dr. José Angió, Dr. En historia y Miembro de la Acad. Nacional de Historia
Debe estar conectado para enviar un comentario.